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Foto del escritorANMIR MARTZ

Tus aguas

¿De qué va tu océano?

porque mis brazos

esperaban sostener algo,

más allá de los remos.


Nadé entre tus aguas

y salí ahogándome entre mis lágrimas,

¿cuándo cambió el plan

de querer huir

en vez de llegar a ti?


Nadar entre tus aguas

fue desear estancarme,

y cuando pedía sequía,

más llovía.


Navegar entre tus aguas

fue aceptar que remar

puede abrirte camino entre las olas

sin cambiar el destino del agua.


Dijiste “deja danzar a la marea”,

no sabía que me quitarías los pasos

y desvanecerías más que mis castillos de arena.


Tus aguas turbias

me hicieron perderlo todo,

menos estas ganas de quedarme sedienta.


Me enseñaste a nadar

y la valiosa lección

fue que no quiero volver a pisar el mar,

así que no quiero nadar

y no quiero nada.


Me hundí

y en el sobrevivir

pude decir

“jamás conocí a Dios,

pero al diablo sí”.


Me sumergí tanto en tu profundidad

que olvidé que existía la costa,

nadé entre tus aguas

y salí ahogándome entre mis lágrimas.


¿Dónde estaban tus manos?

porque jamás sostuviste los remos

ni mis manos,

me dejaste hecha un caos

y jamás pude alterar a tu océano,

¿cómo tienes tanto control con(tra) la corriente

y no con el corazón en torrente?


Créditos de la ilustración a: Aykut Aydoğdu (@aykutmaykut)

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