Acuéstate,
mariposa amarilla,
que pronto resplandecerá el alba,
sus líneas se volverán tus alas,
aguanta un poco más
y no te vayas.
Nunca he sabido diferenciar
a las flores amarillas
entre las vivas y marchitas,
solo sé que la fragilidad nos envuelve,
mariposa áurea,
has dejado de ser aérea .
Nos desintegramos en los revoloteos,
nunca llegamos demasiado lejos
y no sé si fue mi alma la que se desprendió
o si fue la tuya,
te reconocí en el suelo,
qué espíritu tan tenso,
¿dónde está tu regreso?
Resplandores en los restos,
cenizas jamás disueltas,
mariposa amarilla,
ahora eres una figura
llena de usuras.
El aleteo de las sombras,
la vida alada
deja de ser poblada,
antes de que te vayas, ¿puedo ser abrazada?
Los puntos en el aire
dejaron herido a tu pulso,
tus alas están cubiertas de líneas,
¿por qué no suturas?
Llegué temprano al insepulto,
pero llegué tarde a ti,
perfección tu esplendor,
una llama apagada.
Mariposa amarilla,
solo podemos estar en sintonía
en la acronía,
¿eso no es un tipo de agonía?
Tampoco sé si eres un tipo de abeja
con esas rayas amarillas y negras,
tal vez en la próxima vida te transformarás en alguna,
siempre le perteneciste a las flores,
el otoño está por iniciar,
siempre hay algo más por terminar,
pero te conviertes en ámbar para durar
y no somos más que almas hechas de arcillas,
mariposa ocre, el aire y tu desgarre.
Nunca he sabido diferenciar
a las flores amarillas
entre las vivas y marchitas,
mariposa amarilla,
ahora eres de esas figuras
llenas de fisuras,
usuras.
Palpo tu ausencia
tratando de traer el pálpito,
alcancé tu desaliento
mas nunca me bañé en tu aliento,
te encontré en el pavimento,
ahora duermes en el pecho de la luna,
dulces sueños.
2 de septiembre, a las 8:08 p.m.
Comments