Las miradas traviesas
guardaban las promesas de lo eterno.
Los roces eran la cercanía
tratando de unirnos,
pero el sujetarnos
nos hacía creer caer.
Los roces eran chispas
y los abrazos eran el calor que necesitábamos.
El pecho guardaba secretos
y la espalda contenía tesoros.
Los labios con forma de sonrisas
hacían magia…
Ojos cruzándose
y dedos entrelazándose.
Miradas tiernas
y besos lentos.
Voces unidas
en una canción que sonaría,
incluso, estando separados.
El brillo de los ojos
era la luz de su amor.
La música de sus latidos
tenían la canción que inspiraban sus besos.
Ellos no necesitan un nombre
para querer unir sus apellidos.
El tú y yo son pronombres
con nombres posesivos.
Las cosas fluían
cuando ellos florecían.
Su historia está en hojas,
jamás en pétalos,
no preguntes si se quieren,
no hay duda de ello.
Su vida está en raíces
y su vivir en los frutos.
Están viviéndose,
sintiéndose,
siendo los dos
uno mismo.
Libertad,
corazones efímeros
con amores infinitos.
No hay reglas
ni limites,
no hay culpas
ni arrepentimientos.
Solo hay un amor,
solo hay una vida,
la cual viven amándose.
Y éste es el resumen
de la historia de (un) amor.
Yo solo escribo, mi historia y tu interpretación de la poesía pueden ser distintas, pero siéntete libre de compartirme tu interpretación, opinión, la frase que más te haya gustado o lo que quieras en los comentarios. Gracias por leerme.
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