Lloré en una escalera de caracol
tratando de girar el dolor
hasta acomodar a mi corazón.
Las escaleras de caracol parecen ser eternas,
dejé ahí a mi corazón partido en dos
por todos mis altibajos,
para al final encontrarme con algo,
para al final no perderme en nada,
con solo perder lágrimas bastaba.
Lloré en una escalera que no tiene descanso
y me convertí en una partícula de un ciempiés,
ni siquiera en uno de sus pies,
no había un mejor sitio para estar,
no había un peor sitio para estar,
solo necesitaba estar.
Sentiré toda mi vulnerabilidad
y lloraré por toda la vulnerabilidad,
a veces sé cómo atravesarla sin doblarme
y sé que al final estaré bien.
Dejé mi corazón en unas escaleras de caracol,
desde cualquier perspectiva podías ver la aflicción,
Tessa se acercó con cuidado
y se quedó a mi lado,
me brindó de su pata
y entendí porque solo fui una partícula del ciempiés,
esa noche fue ella quien me hizo volver a andar.
Fue en una escalera de caracol
donde sostuve a Tessa mientras ella lloraba,
yo le decía que todo estaría bien, y confió en mis palabras,
incluso cuando las pronuncié sollozando en aquel terrible mes de julio.
Fue en una escalera de caracol
donde Tessa me sostuvo mientras yo lloraba
y yo le volví a decir que todo estaría bien y confió en mis palabras,
incluso cuando mi cabeza se incendiaba en aquel terrible día de octubre,
pero solo ahí podía girar mi dolor
hasta acomodar a mi corazón.
Realmente se me hace muy poético (bonito) que Tessa y yo hayamos llorado en el mismo lugar, y que nos apoyáramos la una a la otra en el dolor de la otra para sobrellevarla mejor, fueron dos situaciones muy diferentes, pero reforzaron los lazos.
El 7 de julio ella tuvo un pequeño accidente, su patita se quedó atorada en las rejitas de la escalera y en su desespero por liberarse, quedó colgando horriblemente de ahí, era como el 5° escalón y la sostuve por mucho tiempo mientras llegaba quien fuera para le ayudara a sacar su patita de ahí, afortunadamente la ayuda no tardó en llegar (un vecino que es compa de mi papá), eso no evitó el desespero y que su llanto que rompiera a mi corazón (ese mes fue muy potente y todo gracias a Ronda y Tessa, por diferentes motivos). Solo se lastimó una uñita entre toda la pata que se quedó atrapada, anduvo rengueando por días porque no quería apoyarlo (luego se equivocó de patita jaja), pero todo, todo bien (en el momento no, nada bien).
Y mi lloradita de octubre fue porque me puse sobre-pensar, nada nuevo, y no me quejo de eso porque descubrí que sí tengo una perrita de apoyo emocional.
¿Tenía que escribir sobre una escalera de caracol? En efecto, si no ¿de qué demonios voy a escribir?
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