El silencio empieza a inquietarse
y respira sobre mí
tratando de encontrar alguna vida
entre palomas muertas.
El silencio se impregna en mi pulso
y solo puedo escuchar a mi corazón rompiéndose
mientras veo sus pechos abiertos,
las palomas trataron de respirar una vez más
y cerraron los ojos sintiendo en sus entrañas el mismo aire
que alguna vez las hizo volar
ahora salir de ellas,
renunciando a sus vidas.
¿Qué hay en el aire?
apenas puedo respirar,
la vida es un parpadeo
y una de mis pestañas está en mi dedo,
le soplo como si mi aire
se pudiera convertir en una corriente
donde las palomas pudieran volver a volar
o tan siquiera respirar,
pero la vida es un parpadeo,
volveré a verte, paloma.
No está tu arrullar
y lo necesito para soñar,
todo es silencio cavando más profundamente,
qué terrible vacío.
Paloma, aterrizaste
y el cielo dejó de existir,
te hubieras quedado en el aire,
siempre volando,
ahora tu cuerpo ha hecho que la tierra se vuelva más fría
y todas las flores han muerto en la helada,
tal vez tú querías ser una flor de escarcha,
imposible arrancarle un pétalo,
imposible robarte el latido,
fuiste a arrullar a las olas,
puedo escucharte ya.
Un cuerpo frío queda tendido en el suelo,
nadie sabe qué pasó,
la vida pasó,
al menos tu plumaje
seguirá teniendo otros despegues
y aterrizajes,
siempre volarás,
siempre serás.
Últimamente he visto un par de palomas muertas y no ha sido nada bonito. Escribí esto y en cuando terminé recordé La muerte del palomo.
En otras noticias, mientras escribía este poema me enteré de la existencia de las flores de hielo (escarchas), y Dios, siento que con ese dato mi alma se regenera, qué bonito.
Comentários