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Foto del escritorANMIR MARTZ

El horizonte siempre ha sido un limbo

Tuve un sueño

donde aparecía mi abuelo,

estábamos en la carretera,

mi abuela se detuvo a comprar algo

mientras cargábamos gasolina

y él la dejaba en medio de la nada,

buscábamos el retorno

y más nos alejábamos,

yo estaba preocupada,

mi abuelo me decía que no pasaba nada,

y yo sabía que no estaba allí por ella,

sino por él,

era extraño.


El carro iba lleno,

él no estaba manejando,

nosotros teníamos que ayudarlo a cruzar al otro lado,

el cielo se ponía agrisado,

agrietado,

a mi lado

estaba la ventana,

mantuve mi mirada puesta en lo alto

como si pudiera descifrar dónde estábamos,

qué estábamos haciendo allí,

quería encontrar una señal de mi destino

y el sol y la luna estaban aproximándose como en un eclipse,

embelleciendo el paisaje fantasmal,

en mis adentros sé que pensé en alguien, un fantasma quizás.


Los que iban en el carro

desaparecían por arte de magia

al terminar su especie de misión,

era extraño,

era un sueño,

uno no controla las transiciones,

las apariciones, las desapariciones,

los cambios que van surgiendo,

esa parte de los sueños se parecen tanto a la vida misma,

no tenemos el control de las cosas que están más allá de nosotros,

incluso en nosotros mismos.


Mi abuelo estaba con cierta actitud egoísta,

supongo que siempre fue así.

Yo solo lo podía verlo a través del espejo retrovisor,

¿lo estábamos dejando atrás?


Las personas que estaban a nuestro alrededor

tenían que ayudarlo a pasar al otro lado,

ellos daban algo significativos de sí mismos,

como si pudieran entregar esa parte de sus almas

para que mi abuelo pudiera purificar su alma.


Todavía no era mi turno,

yo solo veía como todos desaparecían,

la luna y el sol se aproximaban más y más,

no podíamos quedarnos en esa oscuridad.


Gran parte de mi infancia pregunté por mi abuelo,

mi mamá me decía que seguramente estaba en una carretera.

No sé si le gustaba conducir o solo huir,

jamás quise acostumbrarme a su ausencia,

pero tuve que adaptarme a la vida.


Mi abuelo estuvo en un par de días en coma,

cuando despertó tenía mucho miedo,

nunca habló al respecto.

Algunos dicen que es una especie de limbo,

y ya lo he dicho antes, en esa misma temporada

un sacerdote se acercó a su camilla

y le dijo “que Dios te perdone, si es que puede”.

El próximo año se cumplirá una década sin él,

¿su alma se perdió?


En el transcurso de mi infancia

mi abuelo solía estar mucho en la carretera,

una vez se quedó dormido ante el volante

y escuchó cómo el carro se estaba cayendo a pedazos,

entonces despertó,  él se estaba saliendo de la carretera,

el sueño le advirtió, todo estaba bien.

Luego mi madre tuvo una premonición

con un accidente que él sufrió,

¿todo está bien?


Una vez, en uno de sus paseos lejos de la ciudad,

él se olvidó de mi abuela mientras él cargaba gasolina,

la dejó ahí,

no sé cuánto tardó en reaccionar,

en recordar.

Sé el porqué en mi sueño la dejamos en la carretera,

también sé el porqué en mi sueño yo estaba con mi abuelo mientras conducía,

al parecer era el único lugar en donde él podía estar,

mientras se iba.


En mi sueño la carretera era eterna,

el paisaje no podía ser más irreal,

a mí alrededor todos estaban puestos en prueba,

tenían que dar algo significativo de ellos mismos

como si pudieran entregar esa parte de sus almas

para que mi abuelo pudiera purificar su alma,

antes de que fuera mi turno desperté.


En mi sueño yo estaba algo preocupada

porque me hacía falta una toalla sanitaria,

podía sentir el castigo de Dios sobre mí

y yo no estaba en ningún sitio,

fui expulsada del paraíso, luchando con el limbo,

cuando desperté me percaté que esa parte fue cierta,

mi ropa estaba manchada,

me bañé, pensé en mi sueño,

¿fui tan “impura” que desperté

porque no podía darle una parte de mi alma

para purificar la suya?,

¿y qué es lo que yo tenía que enfrentar o entregar?

de mi existencia ¿cuál es la esencia?


En mi sueño, teníamos que ayudarlo a cruzar al más allá,

la carretera era eterna,

uno tenía que tener cuidado de no caer en las provocaciones del alrededor,

uno siempre tiene su propio infierno por dentro,

uno tiene que luchar por lo genuino,

¿soy un alma perdida?


Él siempre fue más allá de él mismo,

pero ¿logró ir al más allá?,

él pensaba que el arrepentimiento condenaba,

se aferraba a su ego, “no hay alma”,

tal vez mi abuelo está en el limbo,

tal vez no, porque su especie de paraíso sería una carretera,

el horizonte, de alguna manera, siempre ha sido un limbo,

sí, mi abuelo está en un limbo.


 

Dos de enero, para empezar bien el año.

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