El alba empuja mi ventana,
me hundo más en la cama,
busca mi cuerpo suspendido,
me pierdo.
Las flores se abren tanto
que empiezan a desprenderse,
el alba ha estado marchitando a las rosas,
mi languidez empieza a arrastrar su palidez.
Esperar por el alba
me lleva a perderme del día,
pero besa mi frente
y vuelve el color a mis labios.
Todas estas noches
he estado persiguiendo al alba,
solo puedo rendirme ante ella,
el sol que entrega es mi Dios.
Así que en todas estas noches
solamente hay un fragmento de luna
en mi ventana,
se vuelve un láser
y me vuelvo un gato,
jugamos
hasta que pierdo mi cabeza,
pero no estoy sola,
algunas veces escucho a los gatos de mis vecinos llorar,
no sé cómo calmarlos.
El alba ilumina mi ventana
justo cuando mis ojos empiezan a ver la oscuridad
y los cierro
y duermo.
Siempre es el alba.
Desde hace años
he dicho que si alguna vez
tengo una hija
se llamará Alba,
al parecer, ahora es ella
quien me canta canciones de cuna
y besa mi frente.
La luna menguante se ha presentando ante mi ventana,
la veo desaparecer solo con el alba,
se lleva sus restos,
limpia lo que quedó.
Cada mañana
olvido un rostro al despertar
y el alba se rompe para abrir el sol,
como si fuera una flor
y me desprendo yo.
Alba,
Alba,
Alba,
despierta,
que sigo despierta.
Dejé algunos poemas a medio escribir, que cuando los termine los pondré como el 2024, pero este sería el último realmente terminado en tiempo y forma jaja
Solo le doy importancia al fin del año o inicio de, por el cambio de poemario (documento que reúne todos los poemas escritos en el año), así que sí me ilusiona/emociona lo que de las letras pueda surgir para el 2025.
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