Desde la soledad
llamo a las cosas por su nombre
mientras me pregunto
por el verdadero significado de todo.
Desde la soledad
llamo a las cosas por su nombre,
supongo que es importante
el cómo te diriges a las cosas
cuando te sientes detenida en la vida,
como si algo pudiera tener piedad
para que las piedras no sean tan pesadas,
al menos ellas se hunden sin ahogarse.
Hasta el agua rebota cuando es golpeada,
yo solo me quedo allí,
trazando con mi sangre un laberinto
para que la herida encuentre mi propio fin
y aquí voy de nuevo,
no hay nada nuevo.
Desde el vacío
llamo a todo por como debe ser nombrado
mientras mi nombre es borrado,
clamo en lo callado.
Mi existencia está astillada,
la trato de remover como si fuera un cuchillo
que protege la sangre,
pero ya no hay carne.
Ven,
aquí están mis palabras,
si es que aún hay alguna función para ellas
más allá de la poesía,
¿qué es esta vida palpable,
pero inmóvil?
Esta nada
¿a dónde me llevará?
aquí nada existe
y tampoco hay posibilidades.
Desde la oscuridad
traté de sostenerme de las paredes
para no caerme mientras trataba de salir de allí,
sin darme cuenta que se estaban derrumbando
sobre mí,
¿sobreviví?
¿Qué traigo conmigo
desde que perdí a mi ser?
déjame el dolor,
¿sin él, qué sería yo?
no sé si es mi unión
o mutilación.
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