Te haré poesía,
mas no te daré todas mis palabras.
No serás la pluma,
tinta ni musa,
quiero que seas más
de lo que está entre las líneas.
Te llevaré en un verso
y por dentro.
Mi corazón es un laberinto,
te encerraré en un latido
y te compartiré de mis sentidos.
No puedes convertirte en cenizas
cuando estás en letras,
no tengas miedo de arder,
estaremos bien.
Me aferraré a nuestras memorias
y me dejaré ir por las vivencias.
Me estás inspirando para la poesía
y para la vida,
nada se siente mejor que esto.
No te convertiré en un papel,
hay mejores cosas que puedes ser.
No quiero inventarte
ni describirte,
no te haré más preso
de lo que ya eres.
Esta historia efímera
recobrará vida,
así que no debes preocuparte.
Amor mío,
clávate en mi alma,
pero el corazón no me lo rompas.
Rayos dorados,
no puedo convertirte en mi sol,
debo confesar que
tengo miedo
que seas el destinatario
y no el destino.
No pretendo ser (tu) herida,
sé que aún hay cosas que duelen,
no te atrevas a ocultar tus cicatrices,
no estuve allí
y no me iré de aquí.
Me hundiré,
no, no me hundiré
y te voy a querer
hasta donde crea poder.
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